En los últimos años, las necesidades de los sectores financieros emergentes han evolucionado a pasos agigantados. Dentro de esta aceleración sin precedentes, las entidades microfinancieras iniciaron su camino hacia la transformación digital: algunas desde hace años y otras forzadas por el aislamiento debido a la pandemia por COVID-19. Empero, aún hay instituciones que aún no han empezado esa ruta de transformación, influyendo en la productividad del asesor y los resultados del negocio.
Se puede pensar que la digitalización del sector microfinanciero es igual al de la banca que todos conocemos, sin embargo, no es así. Si bien algunas microfinancieras llevan su proceso de digitalización haciendo uso de los conceptos digitales de la banca que todos conocemos, la realidad es que las microfinanzas tienen otros retos: escasez de datos, clientes no bancarizados, acceso a información limitada, tecnología diversa por parte del cliente final y por lo general no de última generación (equipos móviles), entre otros.
La inversión en innovación para las microfinancieras es importante pues ayuda a mejorar sus capacidades productivas y lograr crecer frente a un mercado cada vez más competitivo y creciente.
Aquí es cuando las compañías de soluciones tecnológicas entran a juego, pues gracias a su trabajo en innovación, las entidades microfinancieras pueden automatizar, mejorar y personalizar sus procesos de adquisición de productos y servicios.
Sin embargo, aún queda un largo camino que recorrer debido a las regulaciones y sus actualizaciones en los distintos países de Latinoamérica; por la constante innovación y porque la inclusión financiera es tarea de todos los días.